


Siempre es buen momento para viajar a Lisboa. En esta ocasión he visitado la capital portuguesa por motivos de trabajo y sólo he podido disfrutar de ella durante una tarde. Mi agenda laboral no me permitía grandes desplazamientos, pero me organicé para pasear por el Chiado y el Barrio Alto durante unas cuantas horas libres.
A primera hora de la tarde, tomé café en A Brasileira, cafetería típica donde se reúnen muchos turistas y a la puerta de la cual te puedes sentar junto a la estatua de Pesoa.
Desde allí se puede pasear por el Barrio Alto y ver sus preciosas tiendas. Dos de los establecimientos que mas me gustan de esta zona son el comercio de telas y confecciones para el hogar llamado Paris em Lisboa y la librería Bertrand.
Tras este paseo y la visita a algunas tiendas de la zona, entré a reponer energía en la Cafeitaria Nacional, donde hay gran surtido de pasteles y es tradicional reunirse a merendar con la familia o los amigos.
Cerca de allí, en la misma Praça da Figueira, hay una pequeña tienda de juguetes que llamada Hospital de Muñecas. Muy curiosa.
Desde allí, por la Rua Augusta se llega a la calle Conceisão, cerca de la Praça do Comercio, donde están ubicadas las típicas mercerías lisboetas. En portugués se denominan “Retrosarias” . Todas son pequeñas y están repletas de mercancías y accesorios para labores, algunos de los cuales ya no se ven en las mercerías actuales. Es difícil hacerse una idea de lo que hay dentro. Sólo con una mirada atenta se puede percibir la gran cantidad de cosas que contienen.
En el barrio de Baixa conviven tiendas de todo tipo desde las decoradas con maderas nobles alas sencillas tiendas de semillas o bacalao.
Para terminar la tarde…. nada mejor que una buena cena en la Cervejaria Trinidade antigua fábrica de cerveza convertida en restaurante, donde se puede degustar buen pescado y otros platos tipicos.
A primera hora de la tarde, tomé café en A Brasileira, cafetería típica donde se reúnen muchos turistas y a la puerta de la cual te puedes sentar junto a la estatua de Pesoa.
Desde allí se puede pasear por el Barrio Alto y ver sus preciosas tiendas. Dos de los establecimientos que mas me gustan de esta zona son el comercio de telas y confecciones para el hogar llamado Paris em Lisboa y la librería Bertrand.
Tras este paseo y la visita a algunas tiendas de la zona, entré a reponer energía en la Cafeitaria Nacional, donde hay gran surtido de pasteles y es tradicional reunirse a merendar con la familia o los amigos.
Cerca de allí, en la misma Praça da Figueira, hay una pequeña tienda de juguetes que llamada Hospital de Muñecas. Muy curiosa.
Desde allí, por la Rua Augusta se llega a la calle Conceisão, cerca de la Praça do Comercio, donde están ubicadas las típicas mercerías lisboetas. En portugués se denominan “Retrosarias” . Todas son pequeñas y están repletas de mercancías y accesorios para labores, algunos de los cuales ya no se ven en las mercerías actuales. Es difícil hacerse una idea de lo que hay dentro. Sólo con una mirada atenta se puede percibir la gran cantidad de cosas que contienen.
En el barrio de Baixa conviven tiendas de todo tipo desde las decoradas con maderas nobles alas sencillas tiendas de semillas o bacalao.
Para terminar la tarde…. nada mejor que una buena cena en la Cervejaria Trinidade antigua fábrica de cerveza convertida en restaurante, donde se puede degustar buen pescado y otros platos tipicos.